Posiblemente todos conozcamos para qué sirve un alcoholímetro, o incluso un etilómetro, pero ¿son lo mismo? Es cierto que ambos dispositivos sirven para medir la concentración de alcohol en cualquier disolución líquida o gaseosa, concretamente, se suelen utilizar para medir el nivel de alcohol en sangre o aire espirado, pero hay ciertos aspectos que defieren entre un aparato y otro.
Los alcoholímetros pueden usarse en diversos ámbitos. Existen alcoholímetros vending, personales o profesionales, y todos ellos ayudan a determinar la tasa de alcoholemia. Los alcoholímetros personales y vending, suelen ser usados por personas que desean conocer su tasa de alcoholemia y, entre otras cosas, para determinar si deben conducir o no. Por el contrario, los alcoholímetros profesionales suelen usarse en centros de desintoxicación, ámbito policial o en empresas dónde sus operarios necesitan llevar un control estricto sobre el consumo de alcohol para evitar riesgos.
En los controles de alcoholemia, el dispositivo usado cuando el agente se acerca a nuestro vehículo y se procede a realizar el test sin salir del mismo, es un alcoholímetro. Éstos son aparatos portátiles, de un tamaño más bien pequeño, con pantalla digital, en ocasiones retroiluminada para poder ser utilizados por la noche. Además, se caracterizan por su elevada precisión. Estos alcoholímetros utilizados en el ámbito policial muestran la tasa de alcoholemia de la persona sometida a la prueba. El valor es orientativo o indiciario y sirve para conocer si esa persona está en condiciones de conducir o no. El resultado sólo se muestra en la pantalla durante unos instantes. Este hecho imposibilita así sancionar al conductor en el caso de que la tasa mostrada sea superior a la permitida. Si la persona sometida a la prueba, obtiene como resultado una tasa de alcoholemia positiva y superior a la permitida, deberá realizar una segunda prueba. Esta segunda prueba se realizará con un etilómetro.
Un etilómetro, además de realizar las funciones del alcoholímetro con una mayor precisión y un margen de error mínimo, se acompaña de una pequeña impresora que sirve para proporcionar un ticket. En el ticket aparece la tasa de alcoholemia, los datos del conductor, hora y fecha, entre otros. Dicho ticket se adjunta a la denuncia como prueba evidencial, la cual, si fuera necesario, tendrá valor documental ante un juez.
Los etilómetros se encuentran en las furgonetas de atestados presentes en los controles de alcoholemia. Estos aparatos tienen un tamaño superior al del alcoholímetro y suelen encontrarse en un maletín. La persona que debe realizar la prueba es quien debe trasladarse a la furgoneta de atestados.
Ambos dispositivos se usan con boquillas desechables de un solo uso. Es primordial que no exista riesgo de contagio de enfermedades entre los diferentes usuarios.
La clave de estos dispositivos, tanto del alcoholímetro como del etilómetro, es su casi inexistente margen de error. Mientras que la diferencia entre éstos, radica en que el etilómetro debido a su mayor precisión y posibilidad de imprimir ticket con el resultado de la prueba, permite sancionar a todas aquellas personas que conducían con una tasa de alcoholemia superior a la permitida.