El diario ABC se hizo eco de una posible medida que las autoridades están estudiando para evitar el botellón o el consumo desmedido de alcohol entre menores en la vía pública.
La medida en cuestión consistiría en realizar controles de alcoholemia a menores para saber si han consumido alcohol y en qué niveles.
Para realizar dichos controles, los policías podrían utilizar alcoholímetros si sospechasen que el menor ha consumido alcohol o está en estado de embriaguez. Además, si se llevara a cabo dicha medida, los agentes o policías se pondrían en contacto con los padres del menor que hubiera dado positivo tras realizar las pruebas.
Entre otras posibles sanciones, los padres o tutores legales del menor se verían obligados a realizar un curso junto con el niño/a apercibido para conocer los riesgos y efectos nocivos que el consumo de alcohol puede ocasionar en la salud de los jóvenes.
Estas medidas forman parte de la nueva Ley Antibotellón que se quiere poner en marcha en nuestro país. En los últimos años, tras varios casos en los que menores de entre 12 y 14 años han ingresado con comas etílicos en distintos hospitales de España, ocasionando incluso la muerte de alguno de ellos, ha hecho que empiece a trabajarse en materia para evitar desenlaces tan tristes. La nueva ley contemplaría también el castigo a aquellos adultos que ayuden a los menores a conseguir bebidas alcohólicas.
Según el estudio Juventud y Alcohol realizado por la fundación Pfizer, la edad media en la que nuestros jóvenes comienzan a beber no supera los 13,7 años.
En cuanto a las bebidas alcohólicas más consumidas en fin de semana por esta sección de la población, llama la atención la alarmante cifra de que el 55,2% de los jóvenes prefiere licores de alta graduación. Estas bebidas las consiguen mayoritariamente en grandes o medianas superficies (19,9%) y en las famosas tiendas de “chinos” (11,3%).
Ante las alarmantes cifras expuestas, parece obvio que el papel de las familias en educación y concienciación sobre los efectos nocivos del alcohol es imprescindible y urgente. Además, como medida extraordinaria dentro del hogar, existen varios alcoholímetros de uso personal a la venta que podrían ayudar a los padres o tutores legales (el test siempre debe ser realizado por un adulto) a realizar pruebas para comprobar el estado de sus menores al llegar a casa.
Los modelos de alcoholímetros más actuales se conectan vía bluetooth con smartphones de última generación, y a través de modernas APPs se puede llevar a cabo un exhaustivo control sobre el consumo del niño. El resultado de los diagnósticos podría ayudar a los padres a valorar si existe un problema o si se trata de un consumo ocasional.
Según el estudio de la fundación Pfizer mencionado anteriormente, el 24,1% de los padres piensa que sus hijos no compran alcohol o que el consumo comienza a los 15 años, cifras que están lejos de la realidad. La Ley Antibotellón debe hacer reaccionar a familiares y jóvenes ante esta nueva realidad.
¿Crees que los controles de alcoholemia a menores frenaría su consumo? Cuéntanos tu opinión.