La tasa de alcoholemia permitida ha sufrido cambios a lo largo de los años. En 1999, el límite máximo permitido se redujo de 0,8 g/l (gramos de alcohol por litro en sangre) o 0,4 mg/l (miligramos de alcohol por litro de aire espirado) a 0,5 g/l o 0,25 mg/l. Y en el año 2012, se planteó modificar la normativa y reducir la tasa de alcoholemia permitida para conducir a cero. Finalmente estos cambios no se llevaron a cabo y sigue vigente la normativa de 1999.
A continuación, haré un recordatorio de los límites de tolerancia permitidos en dicha materia según el tipo de conductor o vehículo que se lleva.
La tasa general permitida, como he mencionado anteriormente, es de 0,5 g/l o 0,25 mg/l. Ésta se aplica a todos aquellos conductores que tienen más de dos años de antigüedad para la conducción de bicicletas, ciclomotores, coches y furgonetas, es decir, para las licencias de tipo AM, A1, A2, A y B.
Para los conductores profesionales, el límite máximo permitido es 0,3 g/l o 0,15 mg/l. Se consideran conductores profesionales todos aquellos que tienen como objetivo el transporte de mercancías, vehículos destinados al transporte de viajeros de más de nueve plazas, al servicio público, transporte escolar y de menores. También el transporte especial, de mercancías peligrosas o de servicio de urgencia. Por tanto, se tomará como referencia esta tasa para todos los usuarios que tengan la licencia C1, C, D1, D y BTP, y además, conduzcan dicho vehículo en el momento de la prueba. Por tanto, la tasa de alcoholemia del 0,3 g/l o 0,15 mg/l se aplicará cuando se conduzca alguno de estos vehículos. Por ejemplo, si yo dispongo del carné C pero me realizan la prueba en un control de alcoholemia el fin de semana cuando conduzco mi coche, sólo me podrán sancionar si excedo el límite de 0,5 g/l o 0,25 mg/l. Como conclusión, se aplica una tasa u otra en función del vehículo que se conduce en el momento de la prueba.
Por otro lado, los conductores nóveles durante los dos primeros años de su permiso de conducir no podrán superar la tasa de 0,3 g/l o 0,15 mg/l, coincidiendo ésta con la que se aplica a los conductores profesionales.
En la siguiente tabla podemos ver las tasas de alcoholemia en sangre o aire, a partir de las cuáles los conductores serán sancionados.
No podemos olvidar, que las autoridades pueden realizar una prueba de alcoholemia a todos aquellos peatones o acompañantes involucrados en un accidente.
El hecho de conducir y superar los límites fijados para cada caso, supondrá un peligro para la seguridad vial. Además, en el caso de dar positivo en un control de alcoholemia será sancionado debiendo pagar una multa, perderá puntos de su carné de conducir, y si la tasa de alcoholemia es muy elevada, puede incurrir en un delito penal y ser condenado.
Con el objetivo de que nada de esto ocurra, existen los alcoholímetros personales. Éstos te ayudarán a conocer la tasa de alcoholemia y así decidir si debes conducir o no. Estos aparatos cada vez son más comunes entre las personas que de vez en cuando consumen alcohol. Las vacaciones, reuniones familiares o con amigos, celebraciones o las conocidas fiestas de los pueblos, suelen ser momentos en los que muchas personas toman bebidas alcohólicas.
Para evitar que la alegría de un día se acabe por una sanción o un accidente de tráfico, se recomienda que si tiene pensado ingerir alguna bebida alcohólica y conducir, acompañe su viaje de un alcoholímetro personal o desechable. Recuerde que la tasa de alcoholemia no es la misma todos los días, hay diversos factores que influyen en ella.